La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota. Lo había visto llegar una mañana, caminando con los hombros erguidos sobre un paso sereno y había pensado: "Este hombre se cree Dios". Pero al rato de oírlo decir historias sobre mundos desconocidos y pasiones extrañas, se enamoró de él y de sus brazos como si desde niña no hablara latín, no supiera lógica, ni hubiera sorprendido a media ciudad copiando los juegos de Góngora y Sor Juana.
| Game | Time | WPM | Accuracy |
|---|---|---|---|
| 591 | 2020-11-02 20:42:53 | 63.87 | 92% |
| 504 | 2020-10-28 01:44:07 | 63.85 | 93% |