La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota. Lo había visto llegar una mañana, caminando con los hombros erguidos sobre un paso sereno y había pensado: "Este hombre se cree Dios". Pero al rato de oírlo decir historias sobre mundos desconocidos y pasiones extrañas, se enamoró de él y de sus brazos como si desde niña no hablara latín, no supiera lógica, ni hubiera sorprendido a media ciudad copiando los juegos de Góngora y Sor Juana.
Game | Time | WPM | Accuracy |
---|---|---|---|
511 | 2020-08-19 03:13:35 | 64.19 | 97% |
300 | 2020-08-02 14:29:41 | 59.91 | 96% |